La inteligencia artificial revela secretos de salud a través del mapeo de la temperatura facial.
Utilizando cámaras térmicas e inteligencia artificial, los investigadores pueden detectar enfermedades crónicas analizando la temperatura facial: mejillas más cálidas indican una presión arterial más alta y narices más frías relacionadas con edades térmicas más jóvenes. Esta tecnología podría ayudar en la detección temprana de enfermedades y ha demostrado que el ejercicio puede reducir el envejecimiento térmico, ofreciendo nuevos conocimientos sobre el seguimiento de la salud. Crédito: SciTechDaily.com
Los investigadores han descubierto que las diferentes temperaturas faciales se correlacionan con enfermedades crónicas como la diabetes y la presión arterial alta, y estas pueden detectarse mediante IA con cámaras térmicas.
Destacan el potencial de esta tecnología para promover un envejecimiento saludable mediante el uso de imágenes faciales térmicas para predecir el estado de salud y la edad biológica de una persona. El estudio también encontró que las actividades físicas regulares como saltar la cuerda pueden disminuir la edad térmica, lo que sugiere un posible vínculo entre el ejercicio y los signos térmicos del envejecimiento.
Una nariz más fría y unas mejillas más cálidas pueden ser un signo revelador de un aumento de la presión arterial.
Los investigadores descubrieron que las temperaturas en diferentes regiones de la cara están asociadas con diversas enfermedades crónicas, como la diabetes y la presión arterial alta. Estas diferencias de temperatura no son fácilmente perceptibles con el propio tacto, sino que pueden identificarse utilizando patrones de temperatura espaciales específicos derivados de la IA que requieren una cámara térmica y un modelo entrenado con datos. Los resultados fueron publicados recientemente en la revista Cell Metabolism. Con más investigaciones, algún día los médicos podrían utilizar este enfoque simple y no invasivo para la detección temprana de enfermedades.
Temperaturas faciales promedio de tres grupos de edad entre mujeres de 50 a 60 años. Crédito: Zhengqing Yu y Jing-Dong J Han
"El envejecimiento es un proceso natural", afirma Jing-Dong Jackie Han, autor correspondiente del artículo en la Universidad de Pekín en Beijing. "Pero nuestra herramienta tiene el potencial de promover un envejecimiento saludable y ayudar a las personas a vivir sin enfermedades".
El equipo había utilizado previamente la estructura facial 3D para predecir la edad biológica de las personas, lo que indica qué tan bien está envejeciendo el cuerpo. La edad biológica está estrechamente relacionada con el riesgo de enfermedades, entre ellas el cáncer y la diabetes. Tenían curiosidad por saber si otras características de la cara, como la temperatura, también podrían predecir la tasa de envejecimiento y el estado de salud.
Han y sus colegas analizaron las temperaturas faciales de más de 2.800 participantes chinos de entre 21 y 88 años. Luego, los investigadores utilizaron la información para entrenar modelos de inteligencia artificial que pudieran predecir la edad térmica de una persona. Identificaron varias regiones faciales clave donde las temperaturas estaban significativamente relacionadas con la edad y la salud, incluidas la nariz, los ojos y las mejillas.
El equipo descubrió que la temperatura de la nariz disminuye con la edad a un ritmo más rápido que otras partes de la cara, lo que significa que las personas con narices más cálidas tienen una edad térmica más joven. Al mismo tiempo, la temperatura alrededor de los ojos tiende a aumentar con la edad.
El equipo también descubrió que las personas con trastornos metabólicos como diabetes y enfermedad del hígado graso tenían un envejecimiento térmico más rápido. Tendían a tener temperaturas más altas en el área de los ojos que sus homólogos sanos de la misma edad. Las personas con presión arterial elevada también tenían temperatura más alta en las mejillas.
Al analizar las muestras de sangre de los participantes, el equipo reveló que el aumento de la temperatura alrededor de los ojos y las mejillas se debía principalmente a un aumento de las actividades celulares relacionadas con la inflamación, como la reparación del ADN dañado y la lucha contra las infecciones. El aumento de estas actividades provocó un aumento de las temperaturas en determinadas regiones de la cara.
"El reloj térmico está tan fuertemente asociado con enfermedades metabólicas que los modelos de imágenes faciales anteriores no fueron capaces de predecir estas condiciones", dice Han.
Debido a esta conexión, el equipo se propuso probar si el ejercicio podría influir en la edad térmica. Pidieron a 23 participantes que saltaran la cuerda al menos 800 veces al día durante dos semanas. Para sorpresa del equipo, estos participantes redujeron su edad térmica en cinco años después de sólo dos semanas de ejercicio.
A continuación, el equipo quiere explorar si pueden utilizar imágenes faciales térmicas para predecir otras enfermedades, como trastornos del sueño o problemas cardiovasculares.
"Esperamos aplicar imágenes faciales térmicas en entornos clínicos, ya que tienen un potencial significativo para el diagnóstico e intervención temprana de enfermedades", dice Han.