Epigenética, Entrenamiento Mental, Neuroimagen: Actualizaciones sobre Investigación de TDAH.

26 Septiembre 2023 3182
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Un importante conjunto de investigaciones a lo largo de los años ha descubierto que el TDAH se caracteriza por una alta heredabilidad e involucra muchos genes diferentes, tiene hallazgos replicables en estudios de neuroimagen, tiene tratamientos efectivos (tanto farmacológicos como no farmacológicos) y está asociado con efectos adversos a largo plazo. resultados. Sin embargo, muchas preguntas siguen sin respuesta.

Si bien nadie puede predecir los descubrimientos científicos que nos esperan, tres áreas de investigación son especialmente prometedoras para mejorar nuestra comprensión del TDAH: la neuroimagen, la investigación genética y las intervenciones no farmacológicas, como la estimulación magnética transcraneal y el entrenamiento de la atención.

Los avances en las técnicas de imágenes cerebrales pueden conducir a una mejor comprensión de los mecanismos neuronales que subyacen al TDAH. Sin embargo, hay salvedades. Parece que los estudios celulares o de receptores de neuroimagen únicos han proporcionado pistas sobre las diferencias en la estructura y el funcionamiento del cerebro en personas con TDAH, pero el cerebro comprende miles de millones de células, circuitos y redes que interactúan y que trabajan juntos o no durante tareas específicas.

Estas complejas redes y conexiones varían según el individuo y según las tareas específicas que forman parte de muchos estudios de neuroimagen. Los investigadores se preguntan:

Lentamente, el campo se está alejando de las representaciones estáticas de las actividades celulares o de los receptores en regiones cerebrales específicas y, en cambio, se centra en cómo funciona todo el cerebro (en lugar de la simple suma de sus partes individuales). Las herramientas de neuroimagen (es decir, SPECT cerebral, PET y CAT y fMRI) aún no pueden realizar un diagnóstico preciso del TDAH, pero buscaremos avances importantes en esta área.

Una mayor exploración de los factores genéticos podría arrojar luz sobre la heredabilidad del TDAH y allanar el camino para terapias dirigidas basadas en el perfil genético de un individuo. Si bien el estudio de los factores genéticos ha proporcionado pistas importantes, ahora sabemos que no existe un solo gen o un pequeño conjunto de genes que prediga de manera confiable si alguien tendrá TDAH. Además, los genes específicos que ponen a un individuo en riesgo de padecer TDAH pueden diferir de los que se encuentran en otra persona con TDAH.

Aquí es donde entra en juego la investigación epigenética. Los investigadores se preguntan:

A medida que descubrimos vías de desarrollo genético y cerebral más específicas, deberíamos esperar descubrir que intervenciones diferentes y precisas funcionan para diferentes subtipos de TDAH, dependiendo de la combinación particular de genes y entorno del individuo y de cómo se desarrollan los factores a lo largo del tiempo.

Las terapias cognitivo-conductuales, la neurorretroalimentación y los programas computarizados de entrenamiento de la atención han ampliado nuestras opciones de tratamiento más allá de la medicación.

Las tecnologías que utilizan formatos de videojuegos para proporcionar ejercicios cerebrales específicos pueden generar beneficios potenciales en la atención, presumiblemente al fortalecer circuitos cerebrales específicos. Ejemplos de programas de entrenamiento cerebral incluyen EndeavorRX, Joon, Mightier y Calmsie.

Los dispositivos de neuroestimulación ofrecen nuevas técnicas para controlar los síntomas del TDAH de forma más eficaz. Los ejemplos incluyen el sistema Monarch eTNS, que utiliza un dispositivo portátil externo que estimula el nervio vago, así como dispositivos que administran estimulación magnética transcraneal (TMS) al cerebro a través de un dispositivo aplicado externamente. Si bien el TMS ha sido aprobado para la depresión, la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo, se ha estudiado pero aún no se ha aprobado para el TDAH.

Estas nuevas intervenciones son apasionantes; sin embargo, no contamos con suficientes datos de investigación que comparen la eficacia de cualquiera de estos tratamientos con intervenciones farmacológicas y terapias cognitivo-conductuales más establecidas y eficaces.


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