Un inesperado descubrimiento genético abre nuevas oportunidades para la salud humana.
Los científicos del Centro John Innes han descubierto un grupo de genes en el trigo que genera triticeína, una isoflavona inesperada. Este descubrimiento podría conducir a avances en la mejora del valor nutricional del trigo y su resistencia a las enfermedades. Este descubrimiento abre nuevas áreas de investigación sobre los posibles beneficios y usos de la triticeína para la salud.
Una revelación genética imprevista en el trigo ha abierto la puerta a la modificación metabólica de compuestos de usos múltiples, que potencialmente podrían mejorar los atributos nutricionales del cultivo y su resistencia a las enfermedades.
Un grupo de Osbourn en el Centro John Innes ha estado investigando grupos biosintéticos genéticos que se encuentran en el trigo; estos grupos son conjuntos de genes co-situados en el genoma que producen en colaboración moléculas específicas.
Como se desprende de un estudio publicado en Nature Communications, los científicos identificaron un grupo de genes activados por la infección, produciendo un compuesto que en adelante denominarán triticeína.
Al intentar determinar la composición estructural de la triticeína, los científicos sorprendentemente la clasificaron como isoflavona, no como flavona como se esperaba inicialmente.
Las isoflavonas son compuestos fenólicos o fitoestrogénicos que se encuentran principalmente en la familia de las leguminosas, siendo la soja la fuente más común en la dieta humana. Las isoflavonas son reconocidas por sus beneficios para la salud, incluida la prevención de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Los expertos científicos han encontrado un grupo de genes del trigo desencadenado por una infección patógena y se ha descubierto que genera un compuesto al que han denominado triticeína. La acreditación de crédito va al Centro John Innes.
La revelación de una ruta única para la biosíntesis de isoflavonoides, esta vez en el trigo, junto con la aclaración de la vía de la triticeína, presenta oportunidades potenciales para futuras investigaciones y hace avanzar los esfuerzos de ingeniería metabólica. Aumentar el rendimiento de triticeína en el trigo puede conducir a la creación de variedades de cultivos resistentes a enfermedades.
Además, el gen productor de triticeína en el trigo podría expresarse potencialmente en otras especies de plantas o microbios. Luego, estos pueden funcionar como sitios de producción de la molécula, contribuyendo a la investigación de sus propiedades antimicrobianas.
Dado que la triticeína es una isoflavona, es posible que posea beneficios para la salud comunes a su clase. Sin embargo, esta ventaja potencial necesita una investigación más exhaustiva.
Sobre este hallazgo, uno de los autores principales, el Dr. Rajesh Chandra Misra, científico postdoctoral del Centro John Innes, explicó: “Actualmente carecemos de detalles específicos sobre las posibles ventajas para la salud de la triticeína. Además, las concentraciones de triticeína y otras isoflavonas descubiertas en los granos de trigo son relativamente bajas. Por lo tanto, el trigo no puede aceptarse actualmente como fuente de isoflavonas en las dietas”.
El coautor Dr. Guy Polturak, anteriormente afiliado al Centro John Innes y actualmente en la Universidad Hebrea de Jerusalén, reflexionó: “Este examen es un testimonio de cómo la investigación académica puede llevar a los científicos a exploraciones inesperadas, lo que resulta en descubrimientos sin precedentes. Principalmente, el objetivo de esta investigación fue conocer mejor los mecanismos de defensa química del trigo. Sin embargo, condujo a hallazgos intrigantes sobre la bioquímica vegetal, en este caso, la revelación de una isoflavona sintasa única”.