Appiolaza debuta en Moschino con un homenaje humorístico
La pasantía en Moschino en Milán fue testigo de un nuevo debut esta temporada, con Adrian Appiolaza de Argentina presentando su colección inaugural que rindió un divertido homenaje al fundador de la marca, Franco. Sustituyendo a Jeremy Scott, un diseñador estadounidense que pasó la década anterior con la marca, Appiolaza supuso un cambio respecto de la gran teatralidad característica de las últimas temporadas de Scott, y optó por centrarse en reinterpretaciones únicas de los símbolos establecidos de Moschino: sonrisas caprichosas, vagos signos de interrogación, diseños imbuidos de ilusión óptica y utilización inteligente de las normas de la moda tradicional.
La colección resultante de Appiolaza fue sorprendentemente fácil de usar y se proyectaba que tendría más atractivo comercial que la de su predecesora. Inició el desfile con una gabardina perfectamente confeccionada, lucida por una modelo que llevaba una bolsa de papel marrón llena de apio y un par de baguettes. Lo que siguió fue una procesión de falsas amas de casa, que completaron sus looks con bolsos con rostros alegres, llenos de flores y alcachofas. Appiolaza mostró una variedad de pantalones anchos, aunque medio ocultos bajo faldas de flamenca en capas. Las famosas letras gráficas de la marca se abrieron paso en un vanguardista vestido columna de mohair negro donde la palabra "Peace" corría desde el tobillo hasta el hombro, y la "P" se duplicaba cuidadosamente como escote. Atrevidos vestidos de lencería con tirantes estampados con detalles de ilusión óptica y vestidos con signos de interrogación de lentejuelas sumaron la singularidad de la colección. Además, demostró su creatividad reutilizando telas de corbatas para pantalones elegantes e interiores de impermeables.
Su colección parecía devolverle vida a una colorida banda de personajes de Moschino, desde amas de casa salvajes y excéntricas hasta encantadoras estrellas de rock. Los modelos masculinos lucían camisas de seda ingeniosamente diseñadas con franjas blancas y negras, mientras que las franjas negras parecían tirantes. Appiolaza también incluyó vaqueros urbanos vestidos con mezclilla combinados con minifaldas flamencas y bolsos de cuero rojo en forma de corazón, haciéndose eco del símbolo característico de Moschino.
Aunque su mandato en Moschino se anunció apenas seis semanas antes de la exposición, Appiolaza logró curar una colección impresionante. Reconoció que el plazo ajustado en realidad ayudó a mejorar la concentración y resolvió la toma de decisiones, lo que resultó ser un factor inesperadamente beneficioso. Adrian, con notables períodos en JW Anderson, Miu Miu y Chloé en su cartera, utilizó numerosas imágenes imprevistas inspiradas en las colecciones de bellas artes del fundador, antes inexploradas pero ahora transformadas en prendas extraordinarias. Por ejemplo, vestidos de seda con manos blancas y negras que se estrechan en señal de acuerdo.
Nacido en Argentina pero con fluidez en italiano, la capacidad de Adrian para absorber más de la cultura italiana jugó un papel en sus diseños, incluso influyó en el vestido de cóctel final que refleja los colores de la bandera italiana. En general, la confiada primera colección de Appiolaza implica una permanencia prometedora en la querida Casa Moschino de Milán.