Cómo la contaminación del aire puede hacer que sea más difícil para los polinizadores encontrar flores

08 Marzo 2024 1836
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Algunas flores que florecen de noche pueden perder sus aromas distintivos debido a la contaminación del aire, lo que podría afectar la polinización.

En pruebas de laboratorio y de campo se demostró que ciertos contaminantes del aire nocturno destruyen importantes moléculas aromáticas cuando entran en contacto con el aroma de una pálida onagra. Esto podría dificultar que las polillas y otros polinizadores nocturnos detecten la fragancia y encuentren la flor, según una investigación publicada en la revista Science del 9 de febrero.

Los resultados subrayan el hecho de que la contaminación del aire tiene implicaciones no sólo para la salud humana sino también para los ecosistemas y la seguridad alimentaria. Joel Thornton, científico atmosférico de la Universidad de Washington en Seattle, dijo: "La polinización es crucial para la agricultura".

El ozono, los óxidos de nitrógeno y otros contaminantes se han introducido en el aire debido a la creciente industrialización. La luz del sol suele descomponer el ozono durante el día, pero por la noche el contaminante se acumula e interactúa con el dióxido de nitrógeno, lo que da lugar a radicales nitrato. Alguna evidencia sugiere que estas partículas reactivas impactan las fragancias de las plantas, aunque se desconocen los detalles.

Los investigadores, incluido Thornton, extrajeron moléculas aromáticas de una pálida onagra e introdujeron el aroma en un túnel de viento que contenía polillas halcón. El equipo observó que las polillas eran capaces de “volar contra el viento y rastrear el olor”, según el biólogo Jeff Riffell de la Universidad de Washington.

Sin embargo, el comportamiento de las polillas se alteró drásticamente cuando se incluyeron contaminantes como el ozono y el dióxido de nitrógeno. Volaban erráticamente y con frecuencia no lograban encontrar señales olfativas.

El equipo identificó las señales específicas que utilizan las polillas halcón para localizar flores exponiendo sus antenas a cada molécula del aroma. El análisis molecular mostró que dos tipos de compuestos aromáticos, los monoterpenos, se trituraban cuando se encontraban con radicales nitrato, reduciendo drásticamente el olor de la prímula.

Riffell expresó su sorpresa de que un cambio aparentemente menor en la concentración de sólo dos compuestos (de más de 20) pudiera arruinar el atractivo de la flor. José Fuentes, un científico atmosférico de Penn State que no formó parte del estudio, comparó el efecto con pedirle a alguien que vaya a buscar un café con los ojos vendados.

Para probar los hallazgos en un entorno del mundo real, el ecologista Jeremy Chan, ahora radicado en la Universidad Federico II de Nápoles en Italia, diseñó un campo de prímulas reales y falsas a unos 280 kilómetros al este de Seattle. Estas flores falsas emitían un aroma de prímula artificial o el aroma junto con los productos químicos que interactúan para formar radicales de nitrato. Sus visitas a las flores fueron monitoreadas con cámaras.

Las visitas nocturnas a flores reales y falsas que desprendían el aroma puro de prímula generalmente ocurrían entre dos y tres veces. Por el contrario, las visitas a flores con aromas contaminados fueron menos de una por noche en promedio.

Fuentes afirmó que los científicos deben investigar más a fondo cómo los comportamientos observados pueden alterar el abastecimiento de alimentos. Advirtió que si a los insectos les resulta cada vez más difícil polinizar en áreas donde la contaminación del aire está empeorando, representará una amenaza para “la polinización, la producción de cultivos [y] la salud de las especies de plantas nativas”.


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