Hay un nuevo término para intentar poseer el viento: ventografía.

La propiedad del viento está en juego.

Como pasante no remunerada en una empresa de energía en Inglaterra, Emilia Groupp pasó dos años creando mapas de viento para el desarrollo de energía renovable. Los colegas le dijeron a Groupp que ignorara el viento que sopla a través de las fronteras británicas, diciendo cosas como: "Oh, no queremos viento francés", recuerda Groupp, una antropóloga de energía de la Universidad de Stanford.

Groupp se refiere a esta politización del viento para el desarrollo de energía como "ventografía" en un estudio publicado el 18 de septiembre en Environment and Planning D: Society and Space.

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Las personas tienden a pensar en el viento como una "fuerza elusiva que no se puede contener ni poseer", escribe Groupp. Y sin embargo, dice, las naciones están siguiendo un viejo plan para hacer precisamente eso.

Desde hace décadas, las leyes y políticas en todo el mundo han permitido a las naciones expandir sus reclamaciones territoriales mar adentro y por debajo del suelo para perforar petróleo y gas. Algunas naciones ahora están recurriendo a esas mismas políticas para dirigir su mirada hacia el cielo. "El petróleo ha dado forma ... a la idea del estado-nación descendiendo hacia el subsuelo, sin detenerse solo en la parte superior", dice Groupp. "Ahora vamos hacia arriba".

Si el viento se puede poseer, también se puede robar. El robo de viento ocurre cuando una entidad, típicamente una nación, construye un parque eólico cerca y aguas arriba de un parque eólico existente. Esos nuevos aerogeneradores, especialmente cuando se construyen en alta mar, pueden disminuir la velocidad del viento y reducir la generación de energía en los viejos aerogeneradores.

Muchos países ahora están luchando por el control de los recursos eólicos mediante la generación de mapas costosos que utilizan datos de satélites para "rastrear forensemente las corrientes de viento", escribe Groupp. Grecia y Turquía han generado mapas eólicos en competencia; lo mismo han hecho los muchos países que rodean el Mar del Sur de China.

Para que nadie piense que la propiedad del viento es única, Groupp también está investigando la politización de la energía solar. Pero aún no ha acuñado una palabra para poseer el sol.